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¡A triunfar contra el mal, Caballero!

por Denís Iglesias 28 julio, 2015
Tiempo de lectura: 4 minutos

Los guardianes del universo / Al triunfar el mal / Sin duda no salen a combatir / Por un mundo ideal / Caballeros del Zodiaco / Cuando lanzan su ataque / Entonando siempre su canción / La canción de los mejores.

Si al leer estos versos consigues ponerles melodía tú formas parte de una generación agraciada. Te criaste en un tiempo en el que los dibujos animados no estaban plagados de rayos láser y mutaciones. Unos años en los que peloteabas contra la puerta del garaje mientras esperabas a los amigos del barrio para echar una pachanga. Una época en la que el término crisis sólo se usaba para los problemas de pareja. En definitiva, una vida diferente, pasada y que siempre anhelarás por el mero hecho de no poder volver a vivirla.

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Para los despistados, Los Caballeros del Zodiaco, Saint Seiya en su versión original, fue una serie de animación japonesa que relataba la historia de cinco míticos caballeros. Cada uno respondía al nombre de una constelación. Los personajes nacieron de la pluma del genial Araki, autor de otros clásicos de nuestra infancia como el Inspector Gadget. La historia que rige la serie pudiera resumirse del siguiente modo: los cinco jóvenes, huérfanos, son protectores de la diosa Atenea. Poseen un gran sentido de la amistad y se enfrentan a otros dioses como Hades, cabecilla del inframundo.

Caballero, un oficial del gol

Esta pretemporada el Lugo está liderado por un caballero singular. Un oficial del gol que el año pasado se merendó a sus rivales en la punta de ataque en apenas media temporada. El ejecutor de un gol que llenó Gijón de camisetas lucenses. Un coracero que responde el nombre de Pablo Caballero, palicaba apocopado, y que ha disipado las sombras que imponen algunos empeñados en poner piedras en el camino del nuevo proyecto.

Él se ha convertido en el cañonero que “lanza el ataque”, el que “entona siempre su canción”, un himno a la efectividad que le convierte en el ‘9’ que necesita el Lugo. Me cago en el averno, va siendo hora de versionar la épica intro de los Caballeros del Zodiaco para brindársela a este equipo y al capataz argentino. Porque para nosotros siempre serán los mejores, los guardianes de un universo modesto que se expande a ritmo lento pero que tiene ganas de absorber a los astros de la categoría. No tenemos galácticos, pero sí una legión de guerrilleros, de mediopelo para unos, de melena de Sansón para los buenos y generosos. Así que, ¡a triunfar contra el mal, Caballero y compañía!

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El irracional temor a lo desconocido

Caballero llegó con la misma etiqueta de “peligroso desconocido” que se le ha colgado a cada una de las nuevas incorporaciones. Servidor cayó en la peligrosa espiral de intentar prejuzgarlo teniendo como base el desastre que habían supuesto las incorporaciones invernales de temporadas anteriores. Prejuicios que se erigen en medio de una espiral de sapiencia popular. Eso, sin haber visto a los jugadores más que en un vídeo de Youtube. Por no hablar de que Lugo no es la panacea. No todos los perfiles triunfan en el Anxo Carro.

Airam Cabrera se convirtió en el tercer goleador del grupo IV de la Segunda B con el Cádiz un año después de partir de Galicia. Óscar Díaz no ha vuelto a acercarse ni por asomo a los 15 goles que anotó con la rojiblanca en la temporada 2012 – 2013. El jugador, en Segunda, es más que nunca un yo rodeado de múltiples circunstancias. Pablo Caballero anotó en medio curso casi tantos como su mejor año (diez tantos con el Almirante Brown argentino en la 2012 – 2013).

Un tiempo de ilusión

Las pretemporadas deben conllevar ilusión y curiosidad. La boca ha de abrirse para tragar un largo sorbo de cerveza en el Emma Cuervo, previo al gol de la victoria contra el Deportivo. O para practicar con sonora eficacia el nombre de los nuevos: “¡Leuko, grande, ve a por él!”. Emplear esfuerzos en fruncir el ceño y musitar críticas hacia lo nuevo sólo por serlo es un pésimo ejemplo. Hombre, si llega nuestro amado equipo afiliado, el Somozas, y nos clava un cinco cero, no aplaudiremos. Pero las sensaciones hasta el momento están siendo buenas. Luis Milla, un señor de pizarra y libreto, está moviendo las piezas de su rompecabezas con estilo. Y todavía falta alguna para completar el dibujo áureo, ese que lleve al Lugo a una grata temporada como las que ha marcado hasta el momento en Segunda División, categoría que se nos mostraba utópica no hace tanto.

Aquí no hay giras por China. Ni culebrones con porteros. La realidad está compuesta por campos de regional, rivales de diversa entidad, jornadas de clima atlántico y Estrellas. Fiestas patronales, goles que nacen del despiste, paisanos que corren la banda. Mozalbetes que sienten los primeros cosquilleos al ver a sus ídolos de cerca. Señoras que se ven obligadas a pasar una supuesta jornada de playa en la grada de Cantarrana. Helados de hielo y los primeros cromos de Panini. Jugadores cogiendo fibra y aficionados pillando tripa. Todos fundidos en una sonrisa que anuncia lo evidente: el fútbol ha vuelto.

Foto: La Voz de Galicia

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