Hoy, como sabréis, es miércoles. Esto, que para vosotros seguramente no supondrá nada especial, significa para mí que ha llegado el momento de escribir unas líneas en clave lugoslava. Sin muchas ideas rondando por mi cabeza, consciente de que llevo 2 o 3 semanas sin ver un partido de fútbol completo (todas las temporadas necesito una pequeña desconexión para no acabar saturado), y deseoso de no comentar nada acerca de la división entre los pro y ante Saqués, cosa que ya hizo ayer Vorga, me he puesto a mirar en las bases de datos.
Además del espectacular rendimiento actual del equipo, de que estamos bastante cerca de los puestos de playoff, de que nuestros próximos rivales son Sabadell y Racing y de que últimamente marcamos goles por un tubo, ha habido un aspecto que me sorprendió muy positivamente. Si en verano se incorporaron a la plantilla luces (Iriome, Dalmau o David López) y sombras (Jonathan Valle o Aganzo), Mouriz y compañía han acertado de pleno con los fichajes en este mercado invernal. Israel Puerto, Toni y Pablo Caballero han caído de pie, y ya marcan diferencias.
Acerca del primero, nunca tuve dudas. Recibí una noticia muy agradable al enterarme de que llegaba en propiedad, y si continúa con su progresión será uno de los mejores centrales del país en cuestión de 4 o 5 años. Sobrio, maduro, y dotado con un talento natural para la posición. Toni, por su parte, está cumpliendo con las expectativas. Se podía intuir desde un principio que su participación sería bastante destacada, una vez vistas las esperanzas que tenía Quique Setién acerca de su incorporación. El coruñés es rápido, hábil, trabaja en defensa y se mueve muy bien en espacios reducidos cuando el equipo ataca. Además, está aportando goles y asistencias. Poco más se le puede pedir.
El caso de Caballero, en cambio, sí que me está fascinando. Hay que admitir que Diego Tonetto, que aterrizó en Lugo en unas condiciones muy parecidas a las suyas (a pesar de que lo hizo al principio de la temporada) nos salió rana. El extremo estaba llamado a ser una de las referencias rojiblancas en su regreso a la élite, y se marchó sin dejar casi nada positivo. Ahora, con 3 delanteros fijos en plantilla, todo apuntaba a que el papel de Caballero se iba a limitar a entrar en los minutos finales cuando el equipo necesitase un gol, explotando su capacidad en el juego aéreo y su condición de cazagoles. A lo Chicharito en el Manchester United.
En cambio, el argentino está maravillando a propios y extraños. Sabe combinar muy bien su condición de rematador con otras cualidades que no se le podían intuir, como la buena lectura del juego o incluso una gran punta de velocidad. Cómo no, exterioriza esa ambición tan característica de los futbolistas sudamericanos. Ya se ha hecho con el 9 (aunque juegue con el 3, lo cual me parece denigrante), y es probable que hayamos encontrado a la referencia por la que llevábamos llorando media temporada. Este tanto se lo apuntamos a Carlos Mouriz, que ha disparado en la diana como Chris Kyle en el pecho de un rebelde iraquí.