Mi estimado amigo José, ¿cómo estás?
Yo, por aquí, con poca novedad. De lunes. Un poco empalagado del fin de semana, pero bien. Fui al gimnasio a mediodía, me pegué una buena sudada que me sentó estupendamente y ahora me dispongo a escribirte esta carta.
¿Qué tal el viaje de vuelta a Madrid? Espero que bien. Se tarda un poquito, pero luego se llega. Con estos ómnibus que hay ahora y las buenas comunicaciones es un paseo.
¿Y el partido, qué? Empate a nada y para casa. Bueno, hombre, no está mal. Al menos no os fuisteis con las manos vacías. Bien es cierto que nosotros queríamos meteros una buena tunda después de vuestra actuación en Santo Domingo pero no hubo manera…
Tengo que comentarte unas cosas del partido del sábado. Te enumero antes de que se me olviden:
1 · Mucho correr, mucha presión, pero no jugáis a nada, ¿eh? Hombre, ya sé que venías con algunas bajas importantes, pero coño, creo que deberías mirar un poco más eso. Bien es cierto que sumar cuarenta y cuatro puntos haciendo ese fútbol tiene su mérito… Ya me imagino que después de tantos años de suciedad, partido tras partido, es difícil que cambies la forma de jugar, pero por si acaso, yo te lo comento, que no está de más.
2 · A ver, la verdad es que nosotros tampoco es que pusiéramos mucha carne en el asador, las cosas como son. Quisimos jugar, sí. Tratamos de tocar el balón en la medida de lo posible y, aunque Ferreiro falló esas dos oportunidades delante de Jiménez poco más hicimos. Poca profundidad, pocas oportunidades y mucho fútbol entre áreas. Tostón.
3 · Que por cierto, hablando de Ferreiro, ¿te fijaste lo fuerte que está? ¡Parece Schwarzenegger! Lo bajito que es y el daño que hizo a tus jugadores, ¡madre mía! Recuerdo un salto en la segunda parte con el central Fernando. A pesar de la importante diferencia de altura entre uno y otro y a pesar de que Fernando le llevó la cabeza en el salto, tras chocar, éste cayó al suelo dando un grito de dolor que ¡hasta lo escuché yo en fondo norte! Y eso que apoyó el codo sobre el hombro de Ferreiro…
4 · Y nosotros quejándonos de la forma física de los nuestros. Si es que no tenemos perdón de Dios. Hasta Guichón, otro hombre fuertote y fornido, cuando chocó contra Iriome (en perpendicular), salió despedido hacia atrás también gritando y se quedó dando vueltas en el suelo con las manos en la cara.
5 · Venga, va, ahora en serio: ¿no te da vergüenza que tus jugadores se comporten así? Yo, desde la grada, lo pasé mal. Era realmente desesperante, vergonzoso y escandaloso ver a tus chavales fingir, mentir, tirarse por el suelo, hacer teatro y gritar como si le arrancaran las piernas de cuajo. Será fútbol y valdrá igual, pero la vergüenza ajena que allí sentimos fue de órdago.
6 · Porque si te fijas, los niños pequeños cuando quieren llamar la atención de los papás gritan, lloran, patalean y se dan cabezazos contra la pared como hacía mi buen amigo Manuel, pero al ver que no obtienen ningún tipo de atención se levantan como si nada hubiese pasado. Tus jugadores hacen exactamente lo mismo. Si el árbitro no les hace caso se levantan, siguen corriendo y todo el dolor que tenían se les pasa como por arte de magia. Es sumamente exagerado y sumamente triste hacer eso jugada tras jugada, no me digas.
7 · Y después está el árbitro, que no sé qué le pasaba pero que estuvo echándose las risas durante todo el partido. Falta, risas. Fingimiento, risas. No lo entiendo.
8 · Y cambiando un poco de tema, ¿qué te parece este horario de las cuatro de la tarde, te acostumbraste ya a él? Yo todavía no. Es más, me parece una puta mierda, sin rodeos. Apuras la comida, te vas antes de casa, no te da tiempo a descansar un rato para aún por encima llegar tarde. Y eso que desde Outeiro hay 15 minutos. No quiero imaginar los que vayan desde más lejos… No sé quien fue el lumbrera que impuso ese horario, pero se puede reír bien.
9 · Oye, y fuimos la friolera de dos mil quinientas personas al campo. ¡Cada día somos más! Entiendo que el horario no favorece absolutamente nada y que el clima tampoco fue el idóneo pero, ¿dos mil quinientas? ¿en serio? ¿Un equipo en lo mejor de su vida solamente es capaz de juntar a dos mil quinientas personas?
10 · Mira, José, hoy estuve con Iago Palmeiro charlando un poco del partido y de todo lo que rodea al Lugo. La clásica conversación de lunes post-partido, vamos, y precisamente uno de los temas que tocamos fue este, el de la poca afluencia de fanes al campo. Me comentó que tiene un amiguete que defiende la teoría de que se va todo el mundo a la aldea y que ese motivo puede restar personal. Sinceramente yo no lo sé. Bien es cierto que el ir a la aldea el fin de semana en un must en Lugo y me extraña que pueda suponer un porcentaje apreciable de gente que deja de bajar al campo, pero todo puede ser.
11 · Y poco más te puedo contar ya. Bueno, sí. Siareiros Minho estuvieron extraordinarios. Hicieron fiesta, animaron, llevaron a un tío disfrazado de coneja Play Boy con sobrepeso, había otro con una peluca tipo vikingo, se lo pasaron bien e hicieron que los que estamos cerca suya nos lo pasásemos bien también. Sin lugar a dudas y con mucha diferencia, lo mejor del partido.
Ahora ya me va siendo hora de despedirme. Nada más que mandarte saludos (al igual que a los fanes, haters y a la policía local rubia que estaba mirando el móvil en lugar de dirigir el tráfico al acabar el partido) y desearte que sigas bien allá por Alcorcón, salao, que aquí no se te echa de menos. Ni a ti ni a los sucios de tus jugadores.
Siempre tuyo, Borja García Varela.
Foto: www.deportevalenciano.com