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Un despropósito general

por Ramón Rivas 18 febrero, 2015
Tiempo de lectura: 3 minutos

La derrota frente al Leganés podría entrar dentro de nuestros planes. Dentro de los míos, al menos, que incluso acerté una porra. Un equipo muy sólido y fuerte en casa, frente a otro que deja mucho que desear en la mayoría de los encuentros que disputa. Blanco y en botella. Las explicaciones de Setién de que les había “costado mucho por el estado del terreno”, de que el Leganés había sido “superior indiscutiblemente” y de que aprovecha para “felicitar” al conjunto madrileño, creo que ya no son noticia para ninguno de nosotros. Pero en esta ocasión, la cosa ha ido más allá. El Club Deportivo Lugo ha sumado a esa dejadez con la que afronta los partidos fuera de casa dos hechos inaceptables en cualquier equipo profesional que se precie:

En primer lugar, no se completa la convocatoria. Víctor Marco, que según parece se ejercitó con molestias durante la semana, se rompió el sábado en un entrenamiento. Obviamente, a nadie en el club se le ocurrió la brillante idea de subir a más chavales del juvenil por si se necesitaban, y partió la expedición hacia tierras madrileñas con un jugador menos en el autobús. En la rueda de prensa posterior, o no hubo preguntas claras al respecto o el jefe de prensa del CD Lugo no tuvo a bien plasmar las respuestas en la web oficial del club.

En segundo lugar, hay un jugador que lleva casi un mes sin jugar como titular, lo hace este domingo por necesidad, y se marea en pleno partido por el cansancio. Que la preparación física del equipo no es buena creo que ha quedado patente, pero llegar hasta estos extremos es algo intolerable. No debemos obviar que hasta hace poco contábamos con Samu de los Reyes, al que Setién no dio bola y dejó marchar, para inmediatamente después darse cuenta de que Manu no estaba en condiciones y tener que colocar a un central en su puesto. Ahora, con Víctor Marco roto y Manu desvanecido, supongo que será José Juan el que se afiance en el puesto de lateral izquierdo. Cabe destacar en este aspecto que, a pesar de que el lunes se emitió un parte médico en el que se hablaba de gastroenteritis, el entrenador no comentó nada en la rueda de prensa posterior al partido, sino que se justificó diciendo que el capitán “estaba cansado” en varias ocasiones.

A pesar de estos comportamientos anómalos, a los que ya empezamos a estar acostumbrados, uno se da cuenta de algo con solo mirar el resumen del partido. El Leganés no generó demasiado, ni tampoco tuvo ocasiones excesivamente claras, pero lo que sí que tiene es gol. Chuli, uno de esos delanteros diferenciales en la categoría, nos marcó un doblete en un abrir y cerrar de ojos. Él solito se bastó para quitarnos el partido de las manos y para confirmarnos que carecemos del delantero que sí tuvimos las otras dos temporadas, y es que tanto Óscar Díaz como Rennella superaron la decena de goles, algo fundamental en un equipo de zona media-baja como el Lugo. Este año, Carlos Mouriz ha fracasado. Cantidad no es igual a calidad, y estoy convencido de que esa es la gran diferencia que nos está llevando a pelear por la salvación a estas alturas, cuando antes nos veíamos viviendo el sueño español. Entre tanto despropósito general no tenemos una nota discordante, y nos está pasando factura. No sé si el equipo se salvará o no, pero lo que tengo muy claro es que no viene mal un toque de atención, que se enciendan las alarmas, que se aumente la exigencia a todos y cada uno de los asalariados del club, y que se empiece a obrar con más profesionalidad. Este no es el camino.

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