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Historia de una chapuza

por Daniel Martínez Baniela 6 febrero, 2015
Tiempo de lectura: 4 minutos

Dice el refrán que “árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza”, y me da a mí que es plenamente aplicable al proceso de enajenación de las acciones que Diputación y Ayuntamiento tenían del CD Lugo y que, como supimos ayer, se encuentran a un paso de pasar a las manos de Tino Saqués, que sumaría ese 49% a las acciones que posee y que lo convertirían en dueño y señor del equipo rojiblanco con un 58% del accionariado. En otras palabras, Saqués dueño del Lugo, Gerard López de vuelta a Luxemburgo y Diputación, Ayuntamiento y el propio CD Lugo con cara de tontos tras ver como Tino les colaba un gol por la escuadra, no olvidemos que fue la propia directiva del Lugo la que fue a buscar a López e indicó a las instituciones que procediesen a la venta de acciones, que ya habían encontrado dueño.

Porque, no hagamos trampas al solitario, todo el proceso fue diseñado por y para que Gerard López se hiciese con ese 49% y obtuviese la mayoría accionarial, dejar al actual Consejo de Administración al mando y que las administraciones públicas local y provincial recuperasen la pasta y soltasen el lastre del club. Pero, como parece que siempre pasa en este bendito país, y de forma totalmente inopinada, un quítame allá ese pago aplazado, un concurso que se declara desierto para cambiar las condiciones (adaptándolas de nuevo a las exigencias de López), Saqués colando por la gatera una oferta superior conociendo de antemano la de López, torpeza máxima de este último y de la Diputación, y tachán, el empresario del frío industrial que gana. Chapuza consumada.

Y ojo, no le llamo chapuza porque el ganador sea Tino Saqués, del que conozco y opino exactamente lo mismo que de Gerard López, es decir, nada, sino por el modo en el que desde el CD Lugo y la Diputación, inhibición del Concello incluida, se ha llevado todo el proceso. Es como si estás jugando solo en tu casa, con las cartas marcadas, y aún así no logras terminar el solitario: o eres muy tonto o algo ha fallado. En este caso ha sido lo segundo.

Lo primero que llama la atención es cómo se lanzó al lucensismo la imagen de Gerard López como una mezcla entre Mesías y buen samaritano que venía a Lugo a poner un kilo y medio de euros y pirarse, dejar todo en manos de Bouso y los suyos y, si eso, bajar una vez al mes al Anxo Carro. Su imagen en el palco del Anxo Carro, con gorra y bufanda del Lugo, y sus posteriores declaraciones como si ya fuese el dueño del club sorprendieron bastante, toda vez que aún no se había terminado el proceso y que aún no había puesto el dinero. Luego llegarían las diferencias en la forma de pago.

Mientras, Saqués iba por las radios y los periódicos explicando a todo el que lo quería oír que a él, segundo máximo accionista tras Bouso (obviando a Diputación y Concello, claro) no le gustaba como se estaban haciendo las cosas, que no le parecía bien que el club quedase en manos de un solo máximo accionista (mira tú, ahora él va a ser el único máximo accionista) y que donde porque si antes se pedía que todos comprasen acciones para que el club fuese lucense ahora se cambiaba de idea (en eso le tengo que dar la razón). Como es natural, nadie le hicimos mucho caso, veíamos tan claro que el club iba a ser de López que nadie se planteó otro escenario, porque ¿quién iba a poner un kilo y medio encima de la mesa, del tirón? Nadie, claro, solo López.

El caso es que no, que López tampoco iba a poner el kilo y medio del tirón, y se emperró, supongo que legítimamente, en que él la pasta la ponía, sí, pero en tres cómodos plazos, que si se puede comprar un coche así porque no se va a poder comprar un club. Y la Diputación, haciendo gala de aquella frase de Groucho que decía “estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”, aceptó, declararon desierto el concurso y sacaron otras condiciones a pedir de la boca de López, se acepta el pago aplazado y adelante con los faroles. De todos modos el propio Lugo avalaba la operación, ¿qué podía salir mal?

Pues que Saqués, que seguía con lo suyo, vio el cielo abierto. A lo mejor poner millón y medio no estaba a su alcance, pero si pagarlo a plazos. Y concursó. Concursó además conociendo la oferta de López, oferta por cierto muy a la baja, apenas 10’02 euros por acción porque ¿para qué iba a poner más si a él le dijeron que iba a ser el único en pujar? Pero ya no era el único, Saqués subió a 10’67 y tilín tilín tilín, campana y se acabó. De los 100 puntos que comprendían el total de la nota para la venta, Saqués se aseguraba  40 por la mayor puja y 30 por comprar todo el paquete, al igual que López. Resultado: Saqués 70, López 30 y la valoración deportiva, que hace el propio Lugo, queda sin valor ya que lo máximo serian 30 puntos, insuficientes para el de Riotorto-Luxemburgo. Game over.

Repito que no conozco ni a Saqués ni a López, sólo sé de ellos que ambos son empresarios de éxito en lo suyo y que les debe sobrar la pasta para meterse en estos berenjenales. Honestamente, no creo que ninguno venga a cargarse el club, de la misma manera que no soy tonto y tampoco pienso que ambos estuviesen dispuestos a poner semejante cantidad de dinero porque sí. Lo importante es el Lugo, pero el Lugo, ay, ya no es de sus socios, ahora es de Saqués, de la misma manera que pudo acabar siendo de López. Todo ello, además, con una gestión desde el club y la Diputación que deja bastante que desear. ¿Cómo es posible prefabricar un pliego de condiciones como un traje a medida para un comprador y que se lo acabe llevando otro? Cosas que solo pasan en Lugo, pero está claro que López no esperaba competencia, de lo contrario hubiese pagado algo más que ese pírrico 10’02 euros/acción.

A partir de ahora, veremos como se van desarrollando los hechos. A mi, de momento, lo único que me interesa es que el domingo pueda celebrar, de una puta vez, una victoria del Lugo. Estamos a un punto del descenso, amigos, y de eso no se sale ni con todas las acciones del Lugo.

Foto: Óscar Cela.

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