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El fútbol que viene

por Daniel Martínez Baniela 23 enero, 2015
Tiempo de lectura: 3 minutos

En el fútbol que viene, los aficionados ya no son lo más importante. Los partidos ya no se programan en función de la disponibilidad de estos para bajar al estadio, sino que se hace para complacer, aún haciendo extraños jeroglíficos, a las televisiones que retransmiten los partidos, aunque sean canales tan peregrinos como 13TV, donde ni siquiera se molestan en aprenderse los nombres de los jugadores. Total, si los ven cuatro… Por ello se cometen genialidades absolutas como programar partidos los domingos de invierno a las 21 horas en Lugo o Soria, sin duda para contribuir al colapso de las Urgencias del HULA por gripes y constipados.

En el fútbol que viene se domestican los sentimientos por los clubes de fútbol. Todos sentaditos, todos bien vigilados con una cámara en el cogote que te enfoca hasta cuando te sacas un moco. Los vigilantes de seguridad te cachean indiscriminadamente, dando por supuesto que llevas algo para hacer daño, hasta tal punto que con el de Tribuna ya dudo si lo hace por profesionalidad o porque se ha enamorado de uno. Si me lees, estimado segurata, soy heterosexual, no tienes ninguna posibilidad conmigo.

En el fútbol que viene los campos casi nunca se llenan. No importa, que lo importante es que las teles estén contentas.

En el fútbol que viene está prohibido tomar una cerveza en el campo, no vaya a ser que nos mamemos como perras y nos de por morder a alguien. Eso si, se puede vender el vaso, que no caña, sin alcohol a 2’50 euros sin que al cantinero se le ponga la cara coloroda.

En el fútbol que viene lo que importa ya no es meter goles, ni siquiera que no te los metan. Lo que importa es que cuando termine el partido, aunque te hayan pintado la cara, el equipo haya transmitido “buenas sensaciones” y que el mister esté “contento con el trabajo de los chavales”. Y, sobre todo, importa no traicionar al estilo del equipo, porque oye, el estilo no da puntos ni te salva del pozo, pero mola cantidad para dar entrevistas o que te nombren en el Marca.

En el fútbol que viene no puedes protestar si tu equipo no juega bien o si algún jugador la caga, porque expertos líderes de opinión, desde un blog o desde un micrófono amarillo, te llamarán al orden. Otros, desde Facebook, te quitarán tu carnet virtual de seguidor del CD Lugo y te echarán en cara que ellos llevan animando “desde que el equipo se arrastraba por Segunda B”, lo cual es muy curioso, ya que yo recuerdo cuando estábamos en Segunda B y al campo íbamos cuatro y ahora, sin embrago, da la sensación de que si juntásemos a todos los que dicen haber seguido al Lugo en Segunda B no cabrían en el Bernabéu.

En el fútbol que viene no hay forma de que la meritocracia se abra paso. Si te atreves a señalar que este o aquel jugador están en baja forma, no están en su mejor momento o este ya pasó hace tiempo, siempre habrá quien te grite “¡Con lo que nos ha dado!”, como si el pasado sirviese para ganar partidos en la actualidad.

En el fútbol que viene no se puede criticar. Si lo haces, estás marcado.

En el fútbol que viene encerrarse si el rival es superior o jugar al contragolpe está mal visto, lo que les gusta a los gurús de esto es dar ochenta toques en mediocampo hasta que el balón acaba en el portero (en el propio), o bien hacer jugadas propias de balonmano en el que la circulación va de una banda a otra en seis toques, para una vez allí volver a iniciar la jugada en sentido contrario. Tampoco gusta pegar desde fuera del área, debe ser pecado o algo, y lo que se lleva es entrar con la pelota en pases de dos metros hasta dentro de la portería.

En el fútbol que viene no se puede apelar a los cojones para ganar un partido, hay que hacerlo de forma estéticamente correcta para los talibanes del tiki-taka.

En el fútbol que viene no se puede cantar, gritar, chillar, animar ni acongojar al rival ni al árbitro. Hay  que estarse calladitos, y todos sentados. Y si el campo está silencioso mejor, ya se oirá el ruido de las pipas. Y ay de ti como se te ocurra soltar algún taco, que viene Tebas y te multa, o te echa del campo. En el fútbol que viene quieren matar la pasión del juego.

El fútbol que viene, amigos, se va a cargar al fútbol.

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