Artículos

El cuento de siempre

por Ramón Rivas 10 diciembre, 2014
Tiempo de lectura: 2 minutos

Sé que es miércoles, y vosotros, seguidores fervientes del podcast lugoslavo, esperáis impacientes vuestra ración semanal de tonterías varias. Como esta vez no lo hemos podido sacar adelante, os tendréis que conformar con unas opiniones críticas que me dispongo a plasmar en el Microsoft Word a la voz de ya, aprovechando que estoy de mala uva.

La historia del Lugo en las dos últimas temporadas en segunda división casi se puede resumir en un poder y no querer. Tenemos plantilla y juego para imponernos a la mayor parte de equipos de la categoría, pero parece que el que controla el cotarro rojiblanco quiere tener controlado en todo momento el nivel de euforia de la parroquia lucense. Sea Bouso, Mouriz, Setién, o la santísima trinidad. Y soy consciente de nuestros recursos, presupuesto, posibilidades y demás argumentos utilizados una y otra vez por los queridísimos líderes de opinión que rigen el grupo de facebook que todos conocemos.

Si vamos bien y nos encontramos en posiciones de playoff de ascenso, tú tranquilo, que pronto encadenaremos una serie de derrotas tontas y partidos penosos para colocarnos en la zona tranquila. Si nos despistamos un poquito y vemos el descenso por el retrovisor, apretamos los dientes y recuperamos nuestro lugar en la tabla. No hay manera de que, independientemente de los resultados, nos convirtamos en un equipo que compite todos y cada uno de los partidos, todos y cada uno de los balones.

Y si siempre comentamos que Lugo no es una ciudad futbolera, la sensación que a veces transmite el equipo tampoco ayuda demasiado. Partidos como ante el Leganés o el Llagostera, cuando siendo muy superiores al contrincante nos conformamos con sacar un triste punto en vez de apostar por la valentía e ir a por los partidos, hacen que la afición se vaya apagando paulatinamente conforme pasan los minutos, e ir al Anxo Carro ya carece de la emoción que tenía antaño, incluso cuando militábamos en Segunda B. Cómo gritábamos los goles de Azkorra y Belencoso y cómo flipábamos con cada regate de Isma López o Arroyo.

Por eso, desde aquí me gustaría instar a todo aquel que quiera al Lugo a apoyar a muerte al equipo, a acojonar a cada rival que venga al Anxo Carro, a disfrutar, en definitiva, de que estamos viviendo el mejor momento de la humilde historia rojiblanca. Pero al mismo tiempo, me gustaría que exigiéramos más profesionalidad a cuerpo técnico y plantilla para intentar evitar episodios como los que vivimos este domingo en El Molinón. Los jugadores cayendo lesionados por una clara falta de preparación física, y el equipo perdiendo los partidos por despistes defensivos inadmisibles a estos niveles. Ahora falta la última parte del chiste, que será cuando se publiquen los plazos de recuperación estimados por el especializado equipo médico de que disponemos.

Esto no es algo nuevo, es el cuento de siempre. El club en su conjunto debe hacer un trabajo efectivo de autocrítica, y desde ahí, empezar a trabajar duro con la ilusión que parece que se nos ha olvidado por el camino.

Foto: lfp.es

Comparte:

Deja un comentario