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Dichoso conformismo

por Iván Rolle 27 noviembre, 2014
Tiempo de lectura: 3 minutos
Los jugadores del Alcorcón celebran el gol del domingo (lfp.es).

Los jugadores del Alcorcón celebran el gol del domingo (lfp.es).

Este Lugo parece conformarse con deambular por la zona media de la tabla pese a contar, de largo, con su mejor plantilla de siempre en una categoría de plata venida a menos

El conformismo es un mal compañero de viaje. Engañoso, embaucador, paciente a la espera de encontrarte desprevenido. Y eso el Club Deportivo Lugo debería saberlo bien, pues la pasada campaña, cuando la salvación era ya una realidad virtual y el playoff de ascenso una posibilidad real, ese conformismo lo llevó a verse apurado en la última jornada.
Ahora, varios meses más tarde de aquel balsámico gol de Carlos Pita ante el Mirandés, el Lugo cuenta con una plantilla de garantías. Para muchos es el mejor plantel desde que está en Segunda. Y encima coincide con una Segunda División de nuevo sumamente igualada y cuyo nivel ha bajado, al menos a tenor de la gran cantidad de jugadores que este verano abandonaron la categoría para intentar brillar en Primera o en el extranjero.
Sin embargo, el Lugo, aún viéndose cerca de esa zona alta de la tabla, parece negarse a mirar de tú a tú al Betis, al Real Valladolid o a la UD Las Palmas. Es como un niño acomplejado que no se atreve a jugar con los mayores. Un niño que parece haber olvidado que lo que le gusta es jugar al fútbol y cuando juega al fútbol da igual quien esté enfrente, porque solo son 11 contra 11 con un balón en medio.
Y es que el entorno no ayuda. Fueron muchos los que calificaron de “injusta” la derrota del Lugo ante un Alcorcón “inferior”. Un Alcorcón “violento, amarretegui, sin fútbol y que solo pudo ganar cuando el Lugo se quedó con 9 y en un claro error de José Juan”. Un José Juan que, por cierto, fue, de largo, el mejor del Club Deportivo Lugo hasta que erró en el canto del cisne del encuentro, dejando el gol en bandeja a Héctor Verdés.
Y es que, por si alguien no lo recuerda, el arquero vigués ya había realizado dos intervenciones de verdadero mérito antes de que Borja Gómez fuese expulsado, con 22 minutos de juego. La presencia del Lugo en Santo Domingo fue poco menos que anecdótica. Pareció acongojado ante un equipo más intenso, más fuerte, que se creció en cada uno de los choques de los que sus jugadores salían ganadores –no fueron pocos-.
Claro que el Alocorcón no enamora, no brilla. Por eso alguno se puede creer que ese dominio no vale. Pero las florituras y la combinación no van con ellos ni con su técnico. El suyo es otro fútbol, más físico, más intenso, incluso a veces agresivo. Pero negar que el domingo fueron superiores al Lugo es faltar a la verdad. Claro que influyó que el Lugo jugase más de 50 minutos con 10 más otros 15 con 9, pero los de Setién en ningún momento parecieron querer llevarse nada de Alcorcón.
Lo más cercano a una ocasión del Lugo fue una intentona de Aganzo por demostrar que podría haberse dedicado al rugby. Un ensayo digno de pocos el suyo. El problema es que esa apatía mostrada por el Lugo en Santo Domingo no es esporádica. Han sido muchos encuentros en los que la ha mostrado. La posibilidad de acercarse al playoff va a estar ahí durante casi toda la temporada, pero para acercarse hará falta ambición, porque a orillas del Miño ya saben que conformarse con deambular por la zona media puede jugar una muy mala pasada.

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