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Mojabragas

por Daniel Martínez Baniela 10 septiembre, 2014
Tiempo de lectura: 4 minutos

Estimados amigos y vecinos, lucenses y lucensistas todos, hoy voy a intentar ser lo más claro posible con el fin de evitar mosqueos y enfados. Y lo voy a hacer porque soy consciente de que lo que voy a ir escribiendo a continuación va a molestar, de forma más o menos justa, a más de uno, a pesar de que esa no sea, ni mucho menos, mi intención. No obstante, también he de adelantar que todo lo que voy a decir a continuación lo creo firmemente y lo escribo como una crítica constructiva. Dicho en corto y por derecho: no quiero ofender pero el que se pica ajos come. Vamos al lío.

Comencemos explicando al lector despistado el significado del término “mojabragas”. Este concepto, nacido en su aplicación estrictamente futbolística (de las otras acepciones no me hago cargo) en el entorno de blogs y foros de tan rancio abolengo como ForoACB o Forocoches, hace referencia explícita a aquellos aficionados que, de un modo irracional y totalmente acrítico, ensalzan a jugadores determinados o al propio club por encima de las actuaciones reales del mismo. En otras palabras, y poniendo ejemplos, aquellos que hablan del juego del Lugo como el del Brasil de los 70 o ven en Manu (sigue siendo un ejemplo) al mejor Roberto Carlos, y ay de ti si intentas rebatir su opinión, ya que automáticamente pasas a ser anti, hater y mil cosas más. Y además no tienes ni puta idea de nada.

Una vez claro el concepto (el ‘conceto’ es el ‘conceto’), me explayo en la idea. Y lo hago porque entre la afición lucense siempre hemos sido especialmente proclives (y me incluyo) a cierto grado de ‘mojabraguismo’. No es fácil abstraerse de ello, todo hay que decirlo. ¿Cómo no perjurar que el Lugo es el equipo que mejor juega si estamos disfrutando de su edad dorada? ¿Quién se resiste a comparar a Pita con Xabi Alonso, Busquets o Kroos si es uno de los más adorados “héroes del Carranza”? ¿Quién señalará los errores de Manu si marcó el penalti del ascenso? ¿Y de Setién, quien osará toserle si nos rescató del pozo del fútbol amateur y nos hizo soñar? ¿Y Mouriz, y Bouso, y el propio Club Deportivo Lugo? ¿Cómo criticarlos?

Y precisamente porque les queremos, a todos ellos, hay que señalar lo que hacen mal. A los jugadores, al mister, a Mouriz y a Bouso. Al club. Porque, y esto ya lo dije por aquí más de una vez, el halago continuo, sobre todo si no es merecido, debilita. Tras la derrota en Las Palmas, este humilde socio ha tenido que leer y escuchar autenticas sandeces fuera de lugar. En un partido flojísimo de los nuestros, con una debilidad defensiva tremenda y una actitud de brazos caídos general (salvo Ferreiro y José Juan), se han escuchado cosas como que el equipo “hizo un buen partido”, “se perdió por mala suerte” e incluso juro que uno de esos ‘líderes de opinión’ que tanto abundan se atrevió a afirmar en redes sociales que “el equipo había merecido más”. Con dos pelotas.

Dice mi amigo y compañero de web Ramón que algo de culpa de ciertas actitudes conformistas, como la del final de la temporada pasada, la tenemos los propios aficionados, ya que ni presionamos en busca de cotas mayores ni exigimos nada, y creo que no le falta razón. Cerramos la temporada pasada teniendo que jugarnos la permanencia en la última jornada (ciertamente con menos riesgo que otros, pero con riesgo a fin de cuentas) tras una serie de partidos sin tensión, sin ganas y sin físico. No seré yo el que le pida a este equipo el ascenso ni la promoción, pero si que, dentro de sus posibilidades, se dejen la piel en cada partido. Que ese orgullo que sentimos por ellos se justifique. Que seamos, en definitiva, mojabragas con sentido.

Porque, ¿cuál es el límite de exigencia que podemos aplicar a nuestro Lugo? Repito, ni el ascenso ni la promoción. Con la permanencia nos podemos dar con un canto en los dientes. Sea como sea, de lo que estoy seguro es de que la exigencia debe estar por encima de lo visto en la segunda parte del partido del pasado domingo. Y decir eso no puede ser en ningún caso motivo de excomunión, al igual que no puede serlo el decir que Pita en el minuto 50 estaba con la lengua de fuera, o que la espalda de Manu a veces parece la A6, o que Pavón es blando o que Luis Fernández no tiene gol. Son nuestros chicos, nuestros gladiadores, pero no queramos convertirlos en nuestros dioses, ni convertirlos en intocables.

Este club, y esto también lo dije ya hace tiempo en esta misma tribuna, está ante una oportunidad única para asentarse con los mejores. Se están haciendo muchas cosas bien, pero no se logrará desde la autocomplacencia. La exigencia debe ser el motor de la institución, desde la afición a la directiva. Una pitada (no la estoy pidiendo, ojo) nunca viene mal, al igual que hace Setién cuando sienta a algún jugador en el banquillo tras una mala actuación. Lo de Las Palmas ha sido un traspiés sin más, estoy seguro, una mala noche, y no estamos ni mucho menos en una mala situación, pero que sirva de aviso. No hay intocables, todo es mejorable. Más exigencia y menos mojabragas.

(Se recomienda releer con “Parece que aún fue ayer”, de Los Suaves, de fondo)

Foto: Agencia LOF

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