Crónica

Crónica del CD Lugo 1-0 Nàstic. Franca mejoría… a ratitos

por Javier Folgueira Lozano 21 octubre, 2018
Tiempo de lectura: 5 minutos

Por fin, tras 10 jornadas de Liga y dos rondas de copa, hemos visto un CD Lugo reconocible en el Anxo Carro. Ya hubo síntomas en la primera parte ante el Alcorcón, pero faltaba confirmar si había sido una circunstancia provocada por las rotaciones coperas o una vuelta de Javi López a los “orígenes” albivermellos. En la primera mitad del encuentro de hoy, pudo comprobarse que por suerte se trata de lo segundo, y el técnico lucense ha optado por poner a los jugadores en un sistema que conocen y manejan con confianza.

De entrada, pocas sorpresas en el 11 inicial, salvo una que a la postre sería clave en el cambio de estilo: Sergio Gil. El CD Lugo recuperaba un 4-5-1 clásico y que este año ha pasado de ser el clásico de los equipos de segunda a estar prácticamente marginado en muchos cambios. Pero el caso es que a nosotros, por el motivo que sea, nos funciona y se notó mucho. Tras mucho tiempo, volvimos a ser propietarios del balón y se notó mucho, especialmente en lo relativo al control del encuentro. La posesión por sí misma no sirve de nada, pero al menos permite que el balón se mantenga lejos de tu portería. Sin balón, el rival no ataca. Y con un 62% de posesión para el Lugo en la 1ª mitad, el peligro en contra se reduce notablemente.

Pita y 10 más

Por desgracia, este juego de control y manejo aún es intermitente, y en el Anxo Carro se alternaban tramos de 10 minutos de control lucense con otros de 10 minutos del Nàstic buscando sacar provecho de las jugadas a balón parado. Sin embargo, con Manu “el deseado” Barreiro en el banquillo y un Manu del Moral más preocupado por engañar al árbitro a base de caídas que de crear fútbol, la eficacia del ataque tarraconés es casi tan paupérrima como la del Lugo.

Porque el ataque del Lugo este año es Pita y 10 más. 3 goles y 2 asistencias lleva este año el gran capitán, empeñado en demostrar a los que lo jubilábamos antes de tiempo que es esencial en este equipo, y es que los goles en los que ha participado han supuesto 4 de los 12 puntos de equipo (6 si contamos que el de Zaragoza fue el que abrió la lata). Pero además, la aportación del coruñés no es solo ofensiva. En la segunda juventud que está viviendo este año, el coruñés anota, asiste, presiona, defiende y sobre todo, distribuye juego a sus compañeros. Ha pasado de jugar de pivote a ser el típico “box to box” inglés.

Pero si somos realistas, no sólo de Pita vive el Lugo. Hoy dieron un paso adelante prácticamente todos los jugadores del equipo (salvo un par de excepciones de las que hablaré más adelante). Josete y Vieira se han consolidado como la pareja de centrales titular. El físico del portugués y el saber estar del ilicitano mezclan muy bien y, salvo alguna excursión al centro del campo que nos puso a todos los pelos de punta, completaron un partido impecable. Seoane y Campabadal siguen sin ser al 100% los del año pasado, pero mejoran con el resto del equipo y poco a poco se acercan a su mejor versión. De la portería no hablo, porque es el único puesto que no ofrece dudas, juegue quien juegue. Parece que Roberto está bien adaptado a su nuevo puesto en el club y ambos porteros rinden a un gran nivel. Lazo e Iriome tienen sus claros y oscuros, pero en general aportan mucho más de lo que restan. Hoy destacaron ambos en ataque y el tinerfeño además en las coberturas defensivas.

¿Los únicos lunares? Kravets y Dongou. Del ucraniano ya esperamos en cada partido que rinda como Marcelo o Jordi Alba, así que no es preocupante, pero con Lazo en el campo, su espalda es mucho más vulnerable y se nota. Poco más que añadir, salvo que ha debido estar ensayando las faltas con Shevchenko en su convocatoria con Ucrania, porque las dos que ha lanzado hoy han sido magníficas. En cuanto a Dongou…. destacar el aplauso del público en su retirada del campo. Bien hecho. Pero sin duda, Escriche o Herrera aportan mucho más. En el partido de hoy, evocaba a aquel año en el que teníamos a Rennella y Sandaza en el equipo: tiene la capacidad de sacrificio de Rennella y el toque de balón de Sandaza.

Mención aparte merece la actuación de Sergio Gil. No es sólo lo que aporta al equipo en cuanto a pausa y control de balón. Además, es el único con una visión de juego que se acerque (aún remotamente por ahora) a la de Pita y su presencia en el campo le evita a Don Carlos el esfuerzo extra de subida y bajada “box to box” en la segunda mitad. En mi opinión, el mejor de la 1ª parte junto con el “capi”, que fue el único capaz de convertir en gol el dominio lucense al filo del descanso, enganchando al borde del área otro gran remate al fondo de las mallas.

Así se llegó al descanso. Ventaja merecida del Lugo una primera parte con buenas sensaciones, pero muy intermitente. Tal vez fuese el miedo a perder, pero ambos equipos parecían “desconectar” unos minutos del juego tras una ocasión rival.

El pasito atrás. Ese maldito paso atrás

Y tras la medianamente buena primera parte, la confusión en la segunda. Confusión porque la segunda mitad empezaba con un cambio inesperado. Gil se quedaba en la caseta y Aburjania salía en su lugar. Difícil de entender cuando el maño había sido de los mejores en los primeros 45′. En rueda de prensa, Javi López contestaba a pregunta del compañero Dani Baniela que se debía al exceso de minutos por haber jugado en copa ante el Alcorcón. Tal vez fuese por eso o porque Aburjania aporta al equipo cosas distintas a Sergio. Sin duda, el juego del Lugo con el georgiano en el campo es mucho más vertical. Sabe lanzar por bandas a Lazo e Iriome, cosa que Gil no hace y tal vez es lo que busca el míster en ese puesto, pero más velocidad, con la delantera que tenemos, no equivale a más goles. En cambio, sí equivale a perder posesión. Del 62% de la primera mitad se pasó al 51% de la segunda e insisto, la posesión no sirve para nada… excepto para que el rival no ataque.

Fuese por el cambio del Lugo hacia un juego más directo, por la pérdida de posesión o porque el Nàstic metió pólvora en el campo con Manu Barreiro, lo cierto es que otra vez la defensa dió un paso atrás, y llegaron las ocasiones para el rival. Muchas y muy claras, pero aunque el santiagués remataba todo lo que pasaba cerca de sus dominios, el conjunto catalán no era capaz de crear ocasiones claras de remate para su delantero por fortuna para nosotros.

Todo hay que decirlo, fuese por el ataque a la desesperada del Nàstic o por la presencia de Aburjania en la media punta, esta vez el paso atrás del Lugo, aunque partió al equipo en dos, no supuso tirar el partido. De hecho, hubo ocasiones más que de sobra al contraataque para finiquitar el partido. Campillo, que había entrado en el campo en el 80′ por Lazo y contribuyó a recuperar el control del juego y lanzar las contras en los últimos minutos, tuvo la más clara en un mano a mano contra Becerra, pero López Toca incomprensiblemente no señaló un clarísimo penalti al madrileño que vió todo el campo, excepto él y su linier. Tocó seguir sufriendo hasta el último minuto, pero a eso ya llevamos años acostumbrados.

En resumen, ¿las buenas noticias? la mejoría importante en cuanto a juego, y de nuevo la portería a 0. ¿las malas? seguimos con carencias importantes en el remate, que no puede depender en exclusiva de Pita, y un Nàstic que creó más ocasiones de las que corresponderían a un equipo en su situación. Veremos qué pasa con un equipo más eficaz en el área rival.

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