Previa

Real Valladolid: unas expectativas cada vez más irreales

por Lugoslavia 24 marzo, 2018
Luis César, durante el partido contra el AD Alcorcón | Foto: LaLiga123.

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Por Ángel Velasco La Linterna de Velasco

Previa al partido entre el Real Valladolid y el Club Deportivo Lugo y espero paciente el mensaje de mis amigos de Lugoslavia. Toca hacer una ‘previa’ que cuando no se produzca, porque ojalá alguno esté en Primera, echaré de menos. Antes de sentarme delante del ordenador busco cuáles fueron las últimas piezas que hice para ellos sobre el equipo blanquivioleta. Por un lado está la de febrero de 2017 y, la más reciente, de octubre de 2017. Releyéndolas para no ser tan incongruente como te suele obligar el fútbol, veo que uniendo una y otra me podría ahorrar estas líneas. Ambas siguen muy unidas con la actualidad del Real Valladolid.

Corto y pego en una y hago lo mismo en la otra. Cambio un par de nombres y todo solucionado. ¿Por qué? Muy sencillo, la incongruencia de este Pucela es la misma de la temporada pasada y, a su vez, la terrible exigencia sobre el equipo no ha disminuido en los últimos meses.

Un mundo irreal

Antes de hablar sobre Luis César, tema muy socorrido en la previa a este partido, es importante recordar aquello que
afirme en la pieza que titulé: “Ni Paco Herrera sabe qué Pucela veremos”. Lo afirmé hace algo más de un año y, ahora, lo ratifico por el último partido del equipo blanquivioleta. En la victoria (2-1) ante la Unión Deportiva Almería, el Pucela fue capaz de todo. De lo bueno y de lo malo. Una desastrosa primera parte obligó a un cambio de guión con dos sustituciones en el descanso. Con Míchel Herrero y Óscar Plano, el equipo despegó y Luis César pudo respirar y volver a Galicia. Quizás de no haber remontado, el gallego no hubiera vuelto a Lugo.

El Real Valladolid no entiende de exigencias o, como poco, de cuáles deben ser las suyas

Esa doble cara no convenció y pese a los tres puntos, el equipo restó sus buenas sensaciones. Sigue siendo criticado porque, rememorando el artículo de la primera vuelta, el Real Valladolid no entiende de exigencias o, como poco, de cuáles deben ser las suyas. El pasado mes de octubre hablaba de que el Club está “entre la exigencia y la realidad”. Bien, los últimos meses no han hecho más que potenciar todo lo vivido. No se es nada lógico en las peticiones que se hace a ESTE Real Valladolid.

Cuando el equipo gana, se le exige más y cuando muestra un buen juego pero no consigue la victoria, se opta por la versión más resultadista. Es difícil seguir el camino del entorno blanquivioleta porque, principalmente, es irreal. Este Pucela está cogido con pinzas y no va a llegar a todas las peticiones. En confección, detalles y, ante todo, en construcción, el Real Valladolid es muy débil. Así lo está demostrando el tiempo.

La salida de Braulio Vázquez de la dirección deportiva y la llegada de Miguel Ángel Gómez a las oficinas pucelanas no se consumó hasta mediados del mes de junio. El equipo ya iba tarde y, ahora, cuando se debe demostrar quién está más hecho, el Pucela no llega a todos los frentes.

No lo hace porque el equipo está cojo. Tiene una confección irregular con mucho jugador ofensivo y poco defensivos. Además, el paso del mercado invernal, con 13 operaciones entre entradas y salidas, muestra lo cogido por pinzas que está el equipo. Pese a todo, la exigencia es total. ¿Por qué? “Porque somos el Real Valladolid; somos un histórico”. Esas palabras que no suman más que presión y exigencia no están ayudando al equipo blanquivioleta en una pelea, no contra el ascenso, sino contra el playoff desde que se descendió en mayo de 2014. Esa dosis de realidad no calma la ansiedad. Todo lo contrario.

El miedo a Francisco

Poco a poco, el club parece entender lo que otros no comprenden. El Real Valladolid está en Segunda porque es de Segunda. Parece muy sencillo de entender pero los hechos no marcan ese camino. Sabiendo, al menos en las oficinas, dónde está el equipo, el club apostó por Luis César Sampedro este verano. Se le veía como la experiencia en la categoría hecha entrenador. Se quería el perfil de un preparador que supiera dónde iba a estar y qué se iba a encontrar en todo momento. Luis César lo es. ¿El problema? Muchos.

Luis César ha esperado a que los jugadores y la categoría se adaptaran más a lo que él quería que al revés

Ha mostrado poca adaptación a los cambios y a la evolución que ha vivido el equipo. Parece que ha esperado tiempo para que el equipo, los jugadores y la categoría se adaptaran más a lo que él quería que al revés. Ha pecado un poco de soberbia. Desde fuera se le ha visto muy convencido de que lo que él hacía era lo que había que hacer y potenciaba que nunca iba a cambiar. Al final, y porque sí, todo iba a funcionar. ¡Error! El tiempo le ha traicionado, como en gran parte, lo ha hecho su boca.

Esta temporada hay muchos partidos aburridos en el seno blanquivioleta pero las ruedas de prensa del gallego no lo
son. Todo lo contario. Jamás había visto a un entrenador arremeter contra el presidente como él lo hizo ni enseñar, con tanta claridad, aspectos básicos del fútbol. El paso de Sampedro por Valladolid puede ser cortado en cualquier momento. La mayor sorpresa es que aún no lo hayan hecho. Su etapa en Pucela quedará rota muy pronto y espero que, más pronto que tarde, sea para ver a Francisco Rodríguez en el Estadio José Zorrilla. El futuro del Pucela no pasa por Sampedro pero muchos aspectos del fútbol español sí pasan por Francisco y ojalá sea, por un tiempo, como entrenador blanquivioleta. En el partido de la primera vuelta, por ejemplo, nos enseñó mucho en Valladolid.

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