Crónica

Desnaturalización matinal

por Aarón Cabado Vázquez 4 febrero, 2018
Tiempo de lectura: 6 minutos

Fue un partido extraño el Lugo-Albacete. Del mismo modo que el estado de ánimo de los personajes de Frankenstein o el moderno Prometeo cambia en función de las condiciones meteorológicas, las diferentes fases atmosféricas que agitaron Lugo esta mañana de domingo infirieron al partido un ambiente ciclotímico en el que los albivermellos fueron un equipo desdibujado, apenas reconocible con respecto al de otras jornadas.

No salieron mal los hombres de Francisco, que avisaron en los primeros compases con un par de llegadas peligrosas, pero con el devenir de los minutos acabó imponiéndose el escenario buscado por Quique Martín. El Albacete apretaba a este matinal Lugo en el inicio de jugada, ocupando eficientemente los espacios y tejiendo una red de ayudas y basculaciones en la que los albivermellos quedaron atrapados. Con Zozulya en modo delantero cabrón —maneja su corpulencia como pocos en esta categoría y fue un dolor de cabeza constante para Luis Muñoz y Bernardo—, el desquilibrio de Bela en banda y la calidad de Susaeta entre líneas (y en la ejecución del balón parado), los manchegos comenzaron a generar peligro.

Las dificultades para eludir la presión albaceteña provocaron que el Lugo apenas fuese capaz de llegar a campo contrario con el balón limpio. En jornadas anteriores, los envíos en largo hacia Mario Barco fueron un recurso que dio buenos resultados, pero la ausencia del riojano, sustituido en punta por Cristian Herrera, dejó a los lucenses sin esta opción. Aparte de un lanzamiento de falta del canario que se fue fuera por poco, el bagaje ofensivo de los albivermellos fue discreto. Algo mejor estuvieron los visitantes, que pusieron en aprietos a los locales, especialmente con centros laterales en los que la zaga del Lugo generó alguna duda más que de costumbre.

Zozulya y su ‘islote’ pusieron en aprietos a la pareja de centrales del Lugo | ©LaLiga

Tras el descanso, el Lugo dio un pase al frente. El gol, de hecho, vino precedido de un largo asedio al área albaceteña, con una buena internada de Leuko y un disparo a bocajarro de Herrera que sacó milagrosamente Tomeu Nadal, pero la jugada continuó y una triangulación rápida entre Fede Vico, Cristian y Jaime Romero fue culminada por este último con un derechazo ajustado al palo. 1-0 y partido, en teoría, desatascado.

Albarracín estuvo por debajo de Jaime, al que sustituyó, y a Chuli se le notó, lógicamente, falto de ritmo

En la práctica, sin embargo, no fue así, pues cuatro minutos después un arreón de Jérémie Bela dejó atrás a Seoane y Kravets y, tras un rebote y un desajuste coral de la defensa, Dani Rodríguez lograba la igualada desde dentro del área. Con casi media hora por delante, Francisco dio entrada a Nico Albarracín y a Chuli, pero la modificación no dio resultado: el uruguayo estuvo por debajo del nivel de Jaime, a quien sustituyó, y a Chuli se le notó comprensiblemente falto de ritmo, por lo que apenas pudo tener incidencia en el juego.

Superados en la defensa de la segunda jugada

No hubo muchas ocasiones para los albivermellos, más allá de un misil de Fede Vico al que respondió espléndidamente Tomeu y un cabezazo de Mario Barco (que entró más tarde, haciendo que el esquema tornase en un 4-4-2). El Albacete, sin desplegar un fútbol brillante, dio más sensación de peligro —deficiente hoy el Lugo en la defensa de la segunda jugada, donde fue ampliamente superado—, pues el cambio de sistema, si bien dio muestras de la ambición de Francisco, no solucionó los problemas de los lucenses: al prescindir de un enganche el Lugo buscó percutir por los carriles, pero faltó precisión en los centros, y en fase defensiva despobló el centro del campo, donde Azeez y Seoane se vieron un tanto desbordados.

Al final, fue el Albacete quien pudo llevarse la victoria, con un violento disparo de Dani Rodríguez —previo fallo de Luis Muñoz— que se estrelló en el larguero. El botín quizás pueda considerarse escaso si atendemos a la clasificación de cada uno y la oportunidad perdida de escalar en la tabla, pero si tenemos en cuenta que los de Francisco estuvieron lejos de su mejor versión —más por mérito de un Albacete extremadamente competitivo que atacó directamente a las carencias de los albivermellos que por demérito de estos—, es un punto nada desdeñable que permite que el Lugo se mantenga en los puestos de promoción. Siguiente parada: La Romareda.

Las notas, por Javi Folgueira:

Juan Carlos: 5. Estuvo bien bajo palos, pero algo más dubitativo de lo habitual en las salidas, aunque también es que nos tiene mal acostumbrados y a nada que baje el nivel, se nota.

Leuko: 7. Le ganaron la espalda en un par de ocasiones, pero llevó mucho peligro por su banda. Muy buen partido del camerunés, que se lo va a poner muy difícil a Lemos

Bernardo: 6. Partido de brega y pelea que resolvió bien, sin permitir que Zozulia llevara demasiado peligro.

Luis Muñoz: 7. Un error suyo casi le cuesta la victoria al Lugo, pero salvo un par de fallos puntuales el partido del andaluz fue de un gran nivel. Seguro en defensa y con buena salida de balón, rayó a un altísimo nivel a pesar de jugar en el central izquierdo en lugar de en el derecho que normalmente le correspondería.

Kravets: 7. Al igual que Leuko, estuvo a muy buen nivel. No se prodigó tanto en ataque, pero estuvo muy seguro en defensa, despejando varios balones de gran peligro en el interior del área.

Azeez: 8. Jugó al altísimo nivel que en él es habitual, especialmente en la recuperación de balones. Le falló algo la salida de balón debido a la falta de ofrecimientos por parte de los compañeros, sobre todo hacia el final del partido. Destacar especialmente que no entró en la provocación constante de Dani Rodríguez, que trató de sacarlo del partido o provocar una segunda amarilla sin lograrlo.

Seoane: 7. Bien en el apartado defensivo, faltó algo más de fluidez a la hora de repartir juego, aunque ya sabemos que no es su mayor virtud.

Fede Vico: 5. Aunque trató de llevar peligro con un par de disparos lejanos, no fue ni mucho menos su mejor partido. Pareció algo perdido en la maraña defensiva del Albacete.

Romero: 8. En combinación con Kravets, fue la mayor fuente de peligro del Lugo hasta su cambio. Además, se asoció muy bien con Herrera, en especial en la jugada del gol.

Iriome: 4. No sabemos si al tinerfeño le afectó el frío, pero aunque lo intentó por su banda, ningún centro llegó a su destino. Partido flojo.

Herrera: 5. Demasiado impreciso en los controles, algo fatal para un delantero. Sin embargo, supo combinar con los medios del equipo para crear jugadas de peligro.

Albarracín: 2. No sabemos si por orden de Francisco o por decisión propia, el uruguayo abandonó por completo sus funciones de extremo izquierdo para convertirse en un delantero centro más, lo que dejó sin fluidez la banda izquierda y facilitó a Cifu las subidas al final del encuentro.

Chuli: -. Apenas tocó el balón, y cuando lo hizo se le notó la falta de velocidad y de precisión debido a la falta de ritmo.

Mario Barco: 6. Aunque al igual que Chuli apenas tuvo intervenciones, las que tuvo fueron relevantes para el juego, con un remate de cabeza a salida de un córner nada más entrar, forzando una amarilla de un rival y bajando los balones aéreos que le llegaban para sus compañeros. Con más minutos a ese nivel, la nota habría sido muy superior.

Francisco: 4. Aunque no se le pueden poner muchos peros a la temporada del almeriense, en mi opinión los cambios que realizó hoy perjudicaron al Lugo, que perdió todo el “punch” ofensivo con la entrada de Albarracín y Chuli. En su favor, decir que se agradece que los tres cambios fueran de corte ofensivo, sin conformarse nunca con el empate.

La afición: 2. Quisiera dar una nota especial hoy para la afición, aunque me lluevan palos tuiteros por ello. En un encuentro en el que nos jugábamos ponernos a un punto del ascenso directo, la entrada fue floja, lo cual se puede entender por el horario y la nieve, pero lo peor es que por momentos el estadio (especialmente tras el gol del Albacete) parecía un funeral, aunque en los velatorios suele haber más bullicio del que se escuchaba hoy en el campo, la verdad. Además, a la hora de aplaudir a los jugadores al final del encuentro, una buena costumbre que por suerte se mantiene desde hace años, el estadio estaba prácticamente vacío. Puede que no fuese el mejor partido del equipo, pero la temporada que están haciendo bien se merece que esperemos 5 minutitos para tratar de levantarles algo el ánimo. Tenemos un equipo que no nos lo merecemos.

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