Previa

Previa Sporting de Gijón Vs CD Lugo. Cachopo y empanada

por Lugoslavia 27 agosto, 2017
Tiempo de lectura: 3 minutos

El cachopo es un plato típicamente asturiano, que antiguamente servía como recurso en los hogares astures para deshacerse de las sobras, de la carne menos fresca, y que, gracias a su incorporación a la carta de algunos restaurantes famosos, adquirió en los años cincuenta la fama que tiene ahora.

El cachopo es un manjar, con su relleno de jamón y queso, sus espárragos y sus cosas. El cachopo consta de dos filetazos de carne a modo de envoltorio. Dos. Y va rebozado. El cachopo es la vida misma. Grande como el Mar Cantábrico y con una digestión de esas que te dejan tan vegetal en el sofá, que al día siguiente te ofrecen subvención del Estado.

Un cachopo

Quizás en previsión de esa digestión tan dura y de la pertinente siesta posterior, el señor Tebas, en un alarde de educación, respeto y cariño por las aficiones, ha puesto el partido a las 7 de la tarde, cuando ya la babilla se haya limpiado y la sangre vuelva a correr por las venas reglamentarias y pertinentes.

Los aficionados lucenses que ahora se mueven por las dos grandes ciudades del Principado acompañando a su equipo, ya habrán reservado mesa y llevarán sin comer desde el miércoles en previsión del cachopazo. Atrás quedan las visitas humildes al Lealtad, al Marino o al Caudal. Ahora somos de ciudad, de “fotito” para el Instagram junto al Musel o dentro del Molinón.

Cómo hemos cambiado, amigos.

Y es que Lugo y Sporting no solo comparten rayas rojas y blancas. Las carreteras costeras han visto la ida y la venida de muchos nombres conocidos, como el de Iñaki Tejada, miembro de aquella plantilla del 92 que desquició a Calderé en el Anxo Carro, arropada por Japón Sevilla, y que consiguió el primer ascenso albivermello a la Segunda División a costa del San Andreu. Tejada, el que sería años más tarde coordinador de Mareo junto a otro viejo (o no tan viejo) conocido lucense, como Emilio de Dios, para luego convertirse en segundo entrenador de, entre otros, el grandísimo Manolo Preciado en una de las últimas etapas sportinguistas en Primera División.

De Gijón llegó siendo apenas un niño Pablo Álvarez, que junto a nombres como Diego López o Álex Lombardero, compuso una de las mejores generaciones que surgió de las murallas. También pasaron hombres como Pablo Lago, que llegó de la cantera del Oviedo pero terminó jugando un par de temporadas en el Molinón, o Diego Camacho, que firmó en Gijón dos años en la máxima categoría.

Sin embargo, probablemente al aficionado lucense, a quien más ilusión le haga ver es a Isma López, Héroe del Carranza por derecho propio y que forma en el lateral izquierdo gijonés con solvencia, tras dejar un recuerdo imborrable en la memoria colectiva.

Quizás acabe viendo por el otro lateral a Jordi Calavera, recién aterrizado en el Molinón, y que hace apenas unos meses recorría la banda del Anxo Carro haciéndose un (h)nombre en busca de una oportunidad en Eibar que parece tardar en llegarle un año más.

Junto a Calavera ha salido del Lugo este verano otro nombre reconocible para el sportinguista de bien: Pablo Caballero. Todo un ídolo en Gijón a pesar de no haber vestido jamás la elástica rojiblanca. Su gol al Girona en el minuto 89’ aquel 7 de Junio del 2015 supuso el ascenso a Primera de los asturianos y el inicio de una relación de amor que, esperemos, se mantenga durante muchos años.

Esta tarde, Sporting y Lugo se verán las caras en la segunda jornada de la Liga 123. La historia sigue.

Comparte:

Deja un comentario