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El eje central

por Xabier Piñeiro Neira 9 julio, 2017
Tiempo de lectura: 3 minutos

El Lugo 2017-2018 afronta esta primera oleada del mercado veraniego limpiando la parte trasera del armario, quitando cajones para poner estanterías, sacando tornillos que no terminaron de asentarse y aprovechando las rebajas para volver a llenar de cara al invierno.

Este Lugo ha resultado ser un equipo difícil de definir en lo futbolístico, ya que ni hacía especialmente bien nada ni fallaba en nada concreto, pero no terminaba de encontrar su identidad sobre el terreno de juego (ni fuera). La mano de Luis César Sampedro parecía dejarse ver durante la primera mitad de la pasada temporada, pero se fue diluyendo en un charco de mediocridad y pan bajo en sal.

Si hubo una parcela especialmente irregular, esa fue la parte trasera, con continuos cambios y rotaciones, a excepción del lateral derecho, cuyo dueño no dejó de ganarse la continuidad minuto a minuto. Te echaremos de menos, Calavera.

A priori se contaba con un terceto de centrales de garantías, joven, con calidad y presencia física. Carlos Hernández había sido de los más destacados del Lugo la temporada anterior y partía como uno de los puntales del equipo. Ignasi Miquel llegaba con pedigrí Wenger (aunque Wenger también fichó en su momento a Samuel Galindo) y de él nos hablaban maravillas. Sin embargo, desde Ponferrada nos hablaban de su irregularidad. Y de Marcelo Djaló sabíamos poco. Apenas un videoresumen de una eliminatoria UCAM – Castilla en la que el hispano-guineano arrollaba mirlos blancos como si le estorbasen en el camino. Para el colchonero que os escribe, esa era una razón más que suficiente como para comprar su camiseta y fanearle.

La realidad, como casi siempre, se empeñó en poner a cada uno en su sitio y fue definiendo roles a medida que avanzaba la temporada. Carlos empezó fallón, nervioso y despistado. Su puesto de titular se perdió entre goles provocados y errores de bulto. No fue ni la sombra de lo que dejó ver en el curso anterior. Miquel se asentó como indispensable a pesar de esa irregularidad mencionada, que posiblemente sea el motivo de que el catalán aún no esté en la categoría que, por calidad, se merece. Y de Djaló vimos lo que esperábamos, una bestia parda que con la pelota hacía temblar a aficionados y compañeros. Sin embargo, esa valentía y contundencia que demostró, acabaron por convertirle en indispensable y cubrir sus carencias técnicas. Algo de culpa tendrá Luis César.

¿De Dealbert hablamos o da igual? Agitó la toalla a primer nivel durante toda la temporada. Gran trabajo.

El resultado de todo aquello se ve reflejado en las decisiones de Víctor Moreno o en los caprichos del mercado. Limpia. Dealbert fuera, Carlos Hernández rumbo a Oviedo, Djaló al Fulham e Ignasi Miquel fuente de rumores de traspaso.

Para poner el tapón a la bañera se ha optado por el perroviejismo ilustrado, contratando a Josete, central veterano y experimentado, con galones, con fama de duro guerrero zurdo y goleador. Capitán del Cádiz durante dos años y con barro de toda España en los tacos. Un tipo curtido que vendrá a Lugo a ejercer de patrón, posiblemente, si Miquel se queda, cumpliendo el rol de tercer central. Como anécdota, los más viejos del lugar, recordaremos a Josete jugando en las filas del Alavés en aquella eliminatoria de playoff de ascenso en la que superamos a los victorianos.

La otra incorporación para el eje central es la de Bernardo Cruz, central cordobés, procedente del Sevilla Atlético, siendo capitán y uno de los fijos para su entrenador. Alto, fuerte, contundente y expeditivo. Un refuerzo de lujo.

Francisco ya tiene su defensa. Ahora solo falta que la haga funcionar.

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