Los asistentes al partido del pasado fin de semana que enfrentó al CD Lugo con el Almería, antes de comprar las pipas y limpiarse las manos para pitar, se preguntaban, sorprendidos, quién era ese muchacho de coleta imposible que figuraba en la convocatoria del conjunto lucense. Un tal Dani Góngora, (nada que ver con el poeta, que sepamos) se sentaba en el banquillo por primera vez y nadie parecía conocer su procedencia.
- Es de la cantera. El hijo de mi cuñao jugó con el en infantiles. Era buenísimo. Lo quería llevar el Celta.
Decían unos.
- Si, creo que es de Otero de Rey.
Musitaban otros.
- Si no ascendemos, tienen que echar a Luis César.
Dejaba entrever un tercero.
Pero nada más lejos de la realidad. Por la cabeza de ese chaval pasaba toda una vida. Podía debutar en Segunda División frente al equipo de sus sueños y de su tierra. El Almería.
TALENTO EN BANDA
Como futbolista, se puede decir que Dani Góngora es un extremo zurdo a pesar de ser diestro, de los que le gustaban a Setién y parecen gustarle también a Luis César. Alto, fuerte, potente y vertical. Desborda más por velocidad que por regate y suele intentar terminar él mismo sus jugadas, con buenos registros goleadores, pecando en ocasiones de individualismo. Salvando las distancias, podríamos compararle con Pedraza.
¿PERO DE DÓNDE SALE ESTE CHICO?
La historia de Dani Góngora es la de otro de tantos jóvenes futbolistas que no parecen encontrar la estabilidad nunca. Forjado en la cantera del Almería, con apenas 9 años fichó por el Real Madrid en cuyas filas no pudo despuntar por una lesión de menisco.
Comenzaba entonces una peregrinación por el fútbol andaluz en categorías inferiores, llegando a formar parte del equipo juvenil del Granada FC y del Sevilla FC para, más tarde, comenzar a foguearse en Tercera División, en el San Sebastián de los Reyes, Los Molinos FC y el Marino de Luanco. Quizás de su estancia en el equipo asturiano llegue su contacto con Emilio de Dios.
De nuevo una lesión trunca su carrera, cuando está a punto de ascender a Segunda División “B” con los de Luanco. Un dedo del pie le causa problemas y rescinde su contrato.
NUEVA ETAPA EN LUGO. SDC POLVORÍN
En un intento de formar un equipo sólido para lograr el ascenso de categoría, Dani Góngora llega como refuerzo de
lujo para el filial albivermello. En su debut como local ante el Ribadeo FC, Góngora sale desde el banquillo, marca dos goles (incluido el de la victoria) y deja detalles de su calidad indiscutible, así como de su carácter como futbolista, desquiciando al conjunto rival con eso que unos llaman “picardía” y otros “trampa”.
Desde entonces se convierte en pieza importante del equipo a pesar de no salir como titular. 5 goles en algo más de 800 minutos y una tarjeta roja, el bagaje del andaluz como lucense.
Fotos: El Progreso