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El Coco Perea: goles con salsa contra los fantasmas

por Denís Iglesias 13 octubre, 2016
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Papeles, faxes, bolígrafos descarriados para que al fin llegase el Coco Perea… Contratos revisados con la miopía que uno adquiere haciendo las cosas en el último momento. El cierre de mercado del CD Lugo fue diferente este año. La dirección técnica del equipo rojiblanco, con el recién estrenado Emilio de Dios a la cabeza, llegó a la recta final con tres deberes por hacer, tres altas que habían vendido a bombo y platillo en días previos. Se cumplieron las proclamas, aunque con la hora encima. Uno de los refuerzos, Lionel Enguene, incluso fue anunciado fuera de plazo.

El equipo amurallado consiguió plasmar antes la contratación de Sergio Gil, ex del Zaragoza. La pauta a seguir la marcó horas antes el refuerzo más deseado en aquel momento, un delantero que acompañase a Joselu en la complicada tarea del gol, que permitiera reordenar el esquema ofensivo que asumía Luis César ante la baja por pubalgia de Pablo Caballero.

El escogido fue el colombiano Brayan El Coco Perea, delantero de 23 años que llegó a préstamo de todo un clásico del fútbol europeo, el Lazio. Sin duda, el fichaje más exótico que llegaba para reforzar una posición donde habían sonado nombres como Kike Sola o Raúl de Tomás, comunes para el aficionado español. La única rareza en el abanico de candidatables era el internacional irlandés David McGoldrick, jugador del Ispwich Town (Championship), con un salario inasumible para lo que el Lugo buscaba a esas horas.

Cada vez que se produce un fichaje inesperado, los buscadores se vuelven un hervidero, plagados de incógnitas de aficionados y periodistas que buscan elaborar un perfil de emergencia. Unas cuantas cifras o comentarios que permitan responder por lo menos a alguna de las 5W (What, Who, When, Where y Why), la regla de oro del viejo periodismo, sustituida por los 140 caracteres.

Brayan Perea, con la elástica de la Lazio | Foto: AFP.

Brayan el Coco Perea, en la Lazio | Foto: AFP.

De Perea se supo en primera instancia que tenía un apodo, el Coco Perea, que seguro ayudará a los profesionales de la prensa escrita a hacer inverosímiles juegos de palabras. Fueron sus compañeros del Deportivo Cali -equipo colombiano donde se formó- los que empezaron a usar esta nomenclatura. Un día el delantero llegó al entrenamiento completamente rapado, tesitura a la que ha regresado tras dejarse llevar por la tendencia de jugadores como NeymarEl Shaarawy, de crestas y diamantes. Su semejanza con el hijo de Popeye, Cocoliso, le hizo merecedor de una denominación que sigue portando.

Tras esta curiosa pincelada, el siguiente paso de los necesitados de información fue caer en el peligro de las estadísticas, donde se observa un precoz salto al fútbol europeo con 20 años. Momento en el que abandonó Colombia para fichar por el Lazio por la nada desdeñable cifra de 2,5 millones de euros. A partir de ahí, una sucesión de temporadas sin completa continuidad, con goles a cuentagotas y partidos para ir ganando terreno en el fútbol europeo, sueño dorado pero no tan asequible.

Este tío no está “muy loco”

El Coco Perea vino también con un vídeo recopilatorio debajo del brazo, como casi todo señor que se dedique a este deporte, cuya banda sonora era un pegajoso tema reguetonero, donde se dice que “este tío está muy loco”. Nada más lejos de la realidad, Brayan Perea demuestra tener un andar pausado y habla tranquilo, arrastrando las palabras una detrás de otra con el acento típico de Cali, no lo digo yo, lo dicen los periodistas que han seguido su carrera, como Daniel Armirola, periodista de El Colombiano.

A ellos se debe recurrir para intentar descifrar los fríos datos. “Brayan Perea es rápido, tiene gambeta, pero necesita trabajar en las decisiones rápidas que debe tomar todo futbolista”, dice de él, intentando definir el juego de un futbolista que tendrá que asumir el rol de hombre de emergencia y de segundas partes. Luis César cuenta este año con un killer desatado llamado Joselu y un segundo que fue el mejor de la pasada temporada como es Pablo Caballero, condenado a secundario tras la pubalgia que le apartó de iniciar el curso.

“Si jugásemos con dos puntas tendría más oportunidades, pero el actual sistema funciona a la perfección”, dijo Perea en la rueda prensa previa al duelo frente al Getafe (16:00, sábado), donde recalcó que la competencia le está ayudando a crecer. “Tengo que estar preparado y mentalizado para entrar en juego cuando a Joselu le entre la fatiga”, admite el Coco, asumiendo la compleja tarea de ser el punzón del equipo en momentos donde todo está en el aire, una parcela en la que el Lugo, a pesar de su buen acopio de puntos, todavía no ha conseguido triunfar. Y ahí el miedo escénico es grande. Hasta la fecha, Perea ya ha participado en seis partidos, aunque sin llegar a los 20 minutos en ninguno.

Coco Perea: Físico para crecer

Pero el Coco quiere seguir progresando en el fútbol europeo hasta encontrar su sitio. Hasta cumplir con todas las expectativas que se generaron con su fichaje por el Lazio, quien firmó con el Lugo su tercera cesión en tres años, después de las experiencias con el Perugia y el Troyes, donde anotó un gol por temporada y disputó tan sólo una treintena de partidos entre ambas. “Personalmente me pareció que siempre sus empresarios lo vendían más inflado en cuanto a desempeño de lo que de verdad hacía, pero como colombiano no le deseo nada mal”, indica Armirola, quien ve en la Segunda División española una categoría más propicia para el desempeño de un jugador. “Esta categoría es diferente a otras Segundas, diferente a cómo se juega en Francia o Italia, aquí se prioriza el manejo del balón”, indica un futbolista, para Armirola, “a veces engolonisado con el balón, al que le falta trabajar su parte física para aguantar la marca”. Su asignatura pendiente contradice su envergadura (mide 1,89), y sus largas zancadas, que le convierten en un delantero tanque a la vieja usanza.

Daniel Armirola: “Se le debe exigir que tome buenas decisiones y que asista a sus compañeros”

Para entender su salto a Europa hay que remontarse al Sudamericano sub-20 de 2013 que ganó la selección de Colombia en Argentina. Esta generación estuvo liderada por Carlos Piscis Restrepo, hoy seleccionador del combinado sub-20 cafetero. “De esa selección sobresalieron jugadores que prometieron mucho pero que luego mermaron, como Perea o Quintero (ex del Oporto, de regreso esta temporada a Colombia en el Independiente de MedellÍn), o que iniciaron con perfil más humilde y hoy son indiscutibles en el fútbol colombiano, como Miguel Borja”, relata Armirola, quien recuerda el topetazo que se dio esta quinta en el Mundial sub-20 de Turquía de 2013, que cayó en octavos de final ante Corea del Sur.  

“Mentalmente se le debe exigir que tome buenas decisiones dentro del terreno y que procure más asistencias a sus compañeros”, comenta el periodista colombiano. Puede encontrar en Luis César un tutor eficaz, un entrenador que ejemplifica cada lección con algo ya sucedido en el campo. El vilagarcián trabaja en base a atenciones personalizadas, algo que no ocurre en muchos otros equipos donde la masa evoluciona en base al nivel de las individualidades y que penaliza a aquellos que no entran con tanta facilidad en la dinámica de grupo.

Ibrahimovic es el referente de un Perea criado a base de salsa

Perea, en su etapa como jugador del Deportivo Cali | Foto: DC.

Quien nunca se atreverá a dudar del Coco es su mayor e incondicional fan, Doña Deolinda Inés Perea, su madre, a la que menta en cada entrevista. En el Anxo Carro, el día de su debut, se pudieron ver algunas banderas colombianas y seguro que no será la última vez. Encontrar un compatriota que se busca el pan, aún en condiciones mucho más ventajosas, reconforta. La patria, en su estado puro. Brayan Perea es un perdido amante de la salsa, estilo con el que celebraría todos los goles si pudiera. “La salsa vieja, con esa nací, mi mamá me enseñó a escucharla, me la inculcó, aprendí a quererla desde siempre”, afirmó en una entrevista a Futbolred.  Falta saber si será capaz de mejorar sus guarismos en Lugo para desatar un baile incandescente, con la megafonía del Anxo Carro a todo trapo con el tema del Coco, que seguro encontrará su correspondencia en la grada. Un reflejo en el que mirarse ya tiene. No es otro que Zlatan Ibrahimovic, a quien considera su referente, por su temperamento. Con que sea capaz de respirar como respira el sueco ya tendrá mucho ganado.

Lo que Perera no quiere seguir de ninguna manera es el camino que han seguido otros compatriotas como el propio Quintero. “Fue promocionado como una promesa sin par, no tuvo otra que volver a Colombia. Se había dedicado más a cantar reggaeton que a concentrarse en el fútbol europeo”, recuerda Armirola. “Si Quintero desaprovecha esta oportunidad será el fin de su carrera”, advierte el periodista, que intenta ejemplificar en este jugador el peor de los casos, destacando la juventud de la que goza el Coco Perea, quien tiene ritmo y calor para enfrentar esos fantasmas, pero que debe hacerlo la máxima que define a un buen jugador colombiano según Armirola: “Aquí se premia al obrero, no a las estrellitas”.

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