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El amigo Iriome

por Daniel Martínez Baniela 8 octubre, 2014
Tiempo de lectura: 3 minutos

Estimados amigos y vecinos, lucenses y lucensistas todos, cualquiera que haya estado con regularidad en una grada de un campo de fútbol sabe que es un pequeño ecosistema en el que confluyen filias y fobias, opiniones encontradas, mojabraguismos y animadversiones y, siendo España como es un país en el que cada uno de nosotros lleva dentro un presidente del gobierno, un entrenador de fútbol y, últimamente, un experto en ébola, en cada jugada, en el descanso de cada partido y en la salida tras el mismo se disparan las opiniones de cada uno, sentando cátedra con el abonado de al lado, de forma que, por lo que uno escucha a veces, podríamos estar tranquilos ante una eventual marcha de Quique Setién, pues a buen seguro encontraríamos aproximadamente unos 3.500 entrenadores con conocimientos más que sobrados para sustituirle. Efectivamente, uno por cada espectador que baja al Anxo Carro.

Cuidado, que yo en ese aspecto no soy menos que nadie, y tengo frito a mi compadre Roque con mis indicaciones y opiniones partido tras partido. Ya decía que todos tenemos dentro un “míster” y bien que nos gusta sacarlo a pasear cada vez que alguien nos escucha, así que dadme por incluido en ese grupo de “entrenadores de grada”, que no quiero que se me acuse de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. Queda escrito.

Viene todo esto a cuento de algo que recordé el pasado sábado viendo el partido entre el filial del FC Barcelona y el Lugo, concretamente en el minuto 65, justo cuando Iriome clavó el gol (para mi, golazo) que al final permitiría que nos trajésemos los tres puntos para casa. Os cuento. Resulta que en el último encuentro que jugamos en casa, el de la victoria frente a Osasuna, Setién sustituyó a un asfixiado por el esfuerzo Ferreiro por Iriome. A pesar de que, por la dinámica en la que se encontraba el partido, esta vez no hubo pitos al cambio como frente al Leganés, donde no gustó nada la salida del campo de Ferreiro, si que hubo un cierto murmullo, al menos en la zona de Tribuna donde se ubica mi abono. A tal murmullo, un avezado socio lucense, con pinta de llevar más años en el Anxo Carro que el propio césped, gorro rojiblanco de los de punto, no de los de marketing y bufanda de lo mismo, dio vox populi aseverando: “¡Pero como metes a Iriome por Ferreiro! ¡Si Iriome es un amigo…!”. Entiendo que utilizaría la palabra “amigo” como un adjetivo para denotar poco nivel, amateurismo o lo que sea. En definitiva, que al parecer Iriome no es del gusto de tal socio.

A mi, por el contrario, el “amigo” Iriome si me gusta. De hecho, me parece uno de los fichajes más acertados de esta temporada. Entiendo que haya gente a la que no le entre tanto por el ojo como puede ocurrir con, por ejemplo, el propio Ferreiro, David López o Jonathan Valle, jugadores con más cartel y otras características de juego quizás más vistosas que las del tinerfeño, pero que tiene otros valores muy provechosos para el juego del Lugo, valores que suelen pasar desapercibidos pero no por ello menos importantes y necesarios en la estructura del equipo.

Lo primero que aporta es trabajo en su banda derecha. Es perfecto en la labor de cobertura al lateral de turno (en mi humilde opinión de “entrenador de grada”, se asocia mejor con Dalmau que con De Coz) y sirve de apoyo constante al centro del campo cuando es necesario crear superioridad en esa parcela. Es potente en el juego aéreo y, a pesar de la obstinada creencia de mi vecino de Tribuna, se proyecta en ataque por su banda con mucho más peligro del que parece. Potencia y trabajo concluyen las características de Iriome. ¿Menos vistoso que otros? Posiblemente, pero no por ello menos decisivo. El pasado sábado Setién le otorgó de nuevo la banda derecha, sentando a Ferreiro, y digo yo que algo tendrá el agua cuando la bendicen.

Ignoro si el veterano socio al que hice referencia antes cambió su opinión acerca del “amigo” Iriome cuando, en el minuto 65 de partido frente a los cachorros de La Masía, apareció en el segundo palo de la portería de Ortolá para comerle la tostada a Grimaldo y meter en el caldero el centro de Luis Fernández, pero sin duda demostró que es mucho más de lo que deja entrever, y que puede dar al Lugo muchísimo más de lo que algunos, más proclives al futbolista de FIFA y Pro Evolution Soccer que al de trabajo y sacrificio, quieren otorgarle. Por mi parte, Iriome ha renovado el crédito que ya tenía, y la próxima vez que el vetusto socio quiera volver a sentar cátedra respecto al canario tendré que rebatirle, además de con datos y opiniones, con un gol de tres puntos. Empirismo puro.

Foto: LFP

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